Acaece
Caminante cansado, pensamiento fatídico, acción desesperada.
Encontrarán aquí sosiego.
Entre el cielo y el agua nos encontramos.
En la oración de una estampita.
Los colores de las plumas y los corales tiñen tu pelo.
La respiración se relaja y sincroniza con el movimiento del sol.
Como tela de encaje el lecho del mar.
Una suave brisa te mece.
La marea le susurra a los tapires los secretos de la luna.
Con una pincelada te acaricio.
No existe el tiempo, así que no te apures.
Tampoco hay territorio.
Lo bello es perfecto, la naturaleza es perfecta y la pintura misericordiosa.
La luz necesita de la oscuridad y yo te necesito.
Espero, nada cambie.
Espero, todo cambie.
Mi labor es que el dolor transmute.
El pincel es mi varita.
Francisca Amigo, 2024